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Cómo limpiar tus zapatillas de correr

LIMPIAR ZAPATILLAS

Si bien las zapatillas de correr no requieren de un gran mantenimiento, es conveniente que las tengamos cuidadas y limpias y en un estado óptimo. Nuestro principal objetivo en este sentido es mantener el calzado aireado, fresco y evitar que la suciedad y el sudor deterioren su estructura y componentes, de modo que podamos alargar la vida útil de la zapatilla hasta que el propio desgaste nos obligue a desecharlas y sustituirlas.

La herramienta ideal para la limpieza de nuestra zapatilla es un cepillo de dientes viejo. Este utensilio debe contar con unas púas suaves que puedan adaptarse a la morfología de la zapatilla y limpiar rincones y zonas de difícil acceso. Podemos limpiar el upper de la zapatilla con el cepillo en seco, sin necesidad de mojarlo, frotando bien por la zona del empeine y la malla de rejilla, así como por la pieza del talón o el protector de la puntera. De hecho, cada cierto tiempo es recomendable quitar los cordones y hacer una limpieza más profunda de la suciedad almacenada en esa zona de la lengüeta, sobre para los corredores acostumbrados a correr en entornos de montaña, con barro o lluvia.

Una vez hemos quitado la arenilla acumulada en la zapatilla, con un paño humedecido frotaremos por toda su superficie. Es importante que el paño esté húmedo pero no muy mojado. De hecho, todos los fabricantes de zapatillas deportivas recomiendan no lavarlas nunca en la lavadora.

La plantilla es la parte de la zapatilla que más sudor absorbe, creando un terreno fértil para el crecimiento de bacterias causantes de malos olores. Por eso su limpieza debe ser exhaustiva. Extrae la plantilla de la zapatilla, lávala suavemente con jabón o incluso con bicarbonato de sodio mezclado con agua, una solución que permitirá eliminar los malos olores sin dañarla. A continuación déjala secar completamente antes de introducirla otra vez en la zapatilla.

Por último, céntrate en la limpieza de la suela. Mantener la suela limpia y en buen estado es imprescindible para los corredores de montaña, ya que la tracción y el agarre es además un punto importante para su propia seguridad en los apoyos por terrenos técnicos. No es difícil limpiar la suela: en este caso optaremos por un cepillo con las púas más rígidas y frotaremos más fuerte que en el upper. Las suelas presentan materiales de caucho resistentes que permiten que las frotemos con mayor intensidad. También podemos mojarlas sin miedo e incluso aplicar un chorro de agua directo (por ejemplo con una pequeña manguera) para lograr extraer las piedrecitas y la arenilla incrustada en las ranuras de flexión o entre el dibujo de los tacos. Después, déjalas secar por completo.

Como ves, limpiar las zapatillas de correr no es complicado ni necesita mucha inversión de tiempo. Si necesitas que el secado sea rápido, puedes rellenar el interior de los zapatos con papel de periódico para que éste absorba la humedad y acelere el proceso de secado. En cualquier caso, nunca los coloques junto a una fuente intensa de calor, ya que las altas temperaturas pueden deteriorar y deformar los materiales con los que están elaboradas las zapatillas.

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