La lumbalgia, por desgracia, es una de las patologías que mejor conocemos debido a la gran cantidad de personas que lo hemos sufrido en una o varias ocasiones. Ese agudo dolor que padecemos en la espalda y que, con frecuencia, es el resultado de malas posturas o un tipo de vida demasiado sedentario. Para que os pongáis en contexto del volumen de población que sufre de lumbalgia (o lumbago, como le denominamos popularmente), esta patología es la segunda causa por la que los pacientes acuden a su médicos de cabecera y también la segunda causa de incapacidad laboral, solo por detrás de las complicaciones respiratorias. Si lo traducimos a cifras: cada año más de dos millones de personas acuden en España a su médico por culpa de la lumbalgia.

Para acercarnos a esta lesión con cierto conocimiento debemos saber de la importancia que tiene la vértebra L-5 en el ser humano: hablamos de la pieza que es el centro de gravedad de nuestro cuerpo. La L-5 se articula por su parte baja con el hueso sacro y por la parte superior con el resto de lumbares, vértebras torácicas y vértebras cervicales; es decir, con la columna vertebral.

Causas

Una de las alteraciones anatómicas que con mayor frecuencia va a originar lumbalgia es la hiperlordosis lumbar, el exceso de curvatura de la columna lumbar; también puede aparecer cuando existe una alteración de las carillas articulares entre las vértebras, y sobre todo cuando hay un desequilibrio muscular entre los músculos del abdomen o parte delantera de nuestro cuerpo y músculos dorsales o región posterior.

Seguro que os suena el concepto ‘core’ que se puso de moda hace unos años. Es precisamente los desequilibrios y descompensaciones de esa faja muscular lo que va a provocar la lumbalgia. Por tanto, es muy importante tener un buen tono muscular y trabajar específicamente la musculatura intrínseca de la columna vertebral, es decir, los músculos que fijan una vértebra con otra. Una disciplina que ayuda notablemente a conseguirlo es el pilates.

Os vamos a dar un dato que os va a sorprender: la lumbalgia está presente en el 35% de nadadores profesionales, en el 60% de esquiadores de fondo y en el 80% de gimnastas. Es una lesión no solo relacionada con el sedentarismo o la obesidad, como muchas personas pueden pensar, sino con algunos deportes de alto nivel por ese desequilibrio muscular que mencionábamos.

Tratamiento

Para hablar del tratamiento primero debemos clasificar la lumbalgia en sus tres niveles: aguda, sub-aguda o crónica. La aguda es la que acontece durante las tres primeras semanas, la sub-aguda entre tres semanas y tres meses, y la crónica por encima de los tres meses.

El tratamiento es diferente para cada una de ellas. Hasta hace poco se recetaba el reposo o el uso de colchones duros e incluso la inserción de una tabla de madera debajo del mismo; pero a día de hoy sabemos que esos tratamientos son inadecuados. Y el motivo es bien sencillo: si la solución es el tono muscular, lo que debemos hacer es trabajar para conseguirlo, no quedarnos tumbados. Caminar es una muy buena actividad para prevenir la lumbalgia y, por supuesto, trabajar esa musculatura core.

Una vez ya se padece la lumbalgia, debemos ponernos en manos de profesionales que puedan ayudarnos a mejorar. En este sentido, cabe destacar la labor de los fisioterapeutas mediante los masajes y los estiramientos, o bien con electroterapia o balnearoterapia; los podólogos con los tratamientos de soportes plantares y el estudio de la morfología de los pies (pies valgos, cavos y planos, que influyen sobre la columna vertebral) o las soluciones para minimizar los estragos de la dismetría. Si la causa del dolor es una hernia con unas consecuencias importantes para el bienestar del paciente, también se puede acudir a la cirugía.

Otros datos de interés sobre la lumbalgia

El dolor por la aparición de la lumbalgia puede estar focalizado dentro de las lumbares o también irradiar hacia la pierna.

La edad de aparición más común de la lumbalgia es entre los 30 y los 55 años.

Entre las causas anatómicas más frecuentes de la lumbalgia está la dismetría, es decir, tener una cadera más alta que otra (esto también provoca escoliosis) y, efectivamente, el sedentarismo o las posiciones forzadas.

Lumbalgia y running

Los corredores de fondo son un colectivo también propenso a presentar lumbalgias, sobre todo aquellos que corren en superficies duras o participan con asiduidad en carreras urbanas, que se desarrollan íntegramente por asfalto. A ese respecto, es importante que intentemos entrenar en superficies más mullidas como caminos de arena o incluso césped. Por supuesto, los atletas de fondo deben potenciar esa musculatura core de la que estábamos hablando y los corredores principiantes (así como los veteranos si nunca lo han hecho) someterse a un análisis biomecánico de la pisada que pueda prevenir posibles molestias o lesiones en la columna vertebral.